sábado, 3 de marzo de 2012

EL APASIONANTE MUNDO DE LA LECTURA

Cada día hablamos de lograr que los alumnos lean. ¿Qué cuántas palabras por minuto?, ¿cómo es su fluidez lectora? y ¿en qué nivel se encuentra su comprensión lectora? POR FAVOR. ¡Alto! Si nos quedamos en ese limitado sentido de la lectura, estamos perdidos. No hagamos de la lectura un requisito, hagámosla una pasión. ¿A cuántos de nosotros alguien nos ayudó a conectarnos con la lectura leyéndonos algo de tal forma que hasta hizo que nuestra piel se erizara?, ¿cuántos tuvimos la fortuna en nuestra niñez de disfrutar de un cuentacuentos en nuestra familia o en la escuela?, ¿quién escuchó la lectura de algo escrito especialmente para él?, ¿quién se animó a escribir su propio cuento, su propia historia y compartirla con otros?, ¿quién de pequeño no quería dejar de leer un libro porque estaba verdaderamente conectado y atrapado por lo que en él venía? Eso, eso es lo que debe preocuparnos. Que una lectura despierte el deseo por aprender, la imaginación, la creatividad, que mueva sentimientos, emociones, que nos transporte a lugares, situaciones o realidades. Que nos permita dudar de lo que nos dicen, cuestionar los discursos, pensar de manera crítica y reflexiva. ¿A cuántos de nosotros una lectura nos ha inspirado a ser, a hacer y a actuar? Hacer de la lectura una pasión, es claro que debe iniciar en los padres, maestros, hermanos y todos aquéllos que nos convertimos en el ejemplo de los niños. La mejor manera de hacer que un niño se adentre al mágico mundo de la lectura, es leyendo amorosamente con él y para él. No tengamos miedo de convertirnos en cuentacuentos, en actores, en darle vida y sentido a los personajes, y, hacer con ello que nuestros niños disfruten tanto, tanto una lectura, que se apasionen con ella.