jueves, 30 de junio de 2022
Contar historias: Parte de mi identidad como maestra
A lo largo de mi experiencia como maestra de primaria, he aprendido que es esencial para
adentrar a los alumnos en el mundo de la lectura y la escritura, conectarlos con las historias.
Hay principios que nos mueven a decidir las estrategias pedagógicas que usaremos para favorecer
en nuestros alumnos el aprendizaje de diversos contenidos. Uno que llevo grabado en mi mente y
en mi corazón como docente, es el de lograr que los alumnos aprendan a través de las historias; ya
que somos, vivimos, contamos, leemos, creamos, recreamos, cantamos, escribimos, sentimos,
actuamos y jugamos con las historias.
Ser maestra ha significado convertirme en mediadora entre las historias y los alumnos; ya sean
cuentos, leyendas, fábulas, relatos, novelas, historietas, mitos y cualquier narración que posibilite
que los alumnos, a través de la lectura en voz alta, conecten sus saberes, pensamientos,
emociones, vivencias, dudas, deseos y acciones con lo que acontece en la narrativa, con lo que el
autor quiso expresar, con lo que los personajes vivieron o sintieron, con los lugares descritos, los
sucesos relatados y la magia que impregna cada una de esas historias.
Para lograr esa conexión, es necesario dar voz al texto; primeramente a través de la lectura en voz
alta por parte del docente y luego por parte de algún alumno o de todos los que quieran
participar. Leer para otros y con otros, da un sentido distinto al texto. Esa es una de nuestras
principales tareas como profesores, ser mediadores de lectura.
Es una tarea que implica una preparación previa al acto de compartir la lectura. Requiere de una
adecuada selección del texto, de preparar la lectura del mismo, los recursos, materiales y
actividades que acompañen a la historia. Desde libros, carteles, dibujos, imágenes, títeres,
marionetas, máscaras, pinturas, cajas de historias, videos, juegos interactivos, presentaciones,
audios; hasta transformarnos en cuentacuentos, personajes de las historias, actores de teatro,
titiriteros, creadores y recreadores de historias.
Es un proceso creativo, artístico y divertido. En el que el docente desarrolla habilidades, actitudes
y aptitudes. Un proceso que implica atreverse a jugar roles distintos y aprender junto con nuestros
alumnos todas las posibilidades que nos brindan las historias, de aprender a aprender, aprender a
ser y aprender a convivir con otros.
Es fascinante ver como a través de la interacción con el contenido de la historia, con sus
compañeros y con nosotros, los alumnos dan significado al texto, lo entienden mejor y aprenden a
leer el mundo.
Es como convertirnos en un coro, darle armonía y ritmo a las historias. Como sucede al cantar, al
contar una historia armonizamos con ella, nos conectamos con su melodía y queremos seguir
contando historias.
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