Esta es la historia de un personaje
muy peculiar, al que todos sus amigos y familiares lo veían como extravagante.
Él se llamaba Amatl, que viene del
náhuatl y quiere decir: papel.
A Amatl le encantaba degustar
hojas. No hojas de árboles; sino de papel y es que le resultaba tan extasiante
comer las palabras que encontraba escritas en ellas.
Algunas palabras le divertían
mucho, como: alegría, entusiasmo, euforia, risa, animación y muchas más.
Otras le causaban una profunda
tristeza: desencanto, desilusión, agresión, pobreza y enfermedad.
A veces algunas hojas contenían
palabras que le producían mucho enojo, como: racismo, indiferencia, guerra,
crueldad y egoísmo.
En ocasiones, Amatl sentía como que
flotaba, se ponía todo rojo y experimentaba tanto amor, sobre todo cuando
llegaba a las hojas que contenían historias románticas y devoraba palabras
como: cariño, pasión, ilusión, besos, caricias y abrazos.
A todos sus familiares les
sorprendía la cantidad de hojas que Amatl saboreaba todos los días.
Y a ti ¿Qué palabras te hacen
sentir alegría, enojo, tristeza o amor?
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