Una vez, desde el cielo, las
estrellas observaron que en la Tierra ocurría algo extraño. Era como si alguien
hubiera pulsado el botón de pausa en la vida diaria de los terrestres. Las
estrellas percibieron la preocupación, angustia y miedo en varios de los
habitantes del mundo; ya que una enfermedad
les estaba agobiando. Decidieron entonces convocar a una reunión.
Esa noche las estrellas
dialogaron sobre lo que se estaba presentando con los humanos. Resolvieron llevar a cabo un plan, que consistía en que
cada noche una de ellas leería una historia que diera aliento a las personas.
Cada día una de ellas se
preparaba y al anochecer asumía el papel de lectora. Haciendo uso de todas sus
habilidades teatrales, daba vida y voz a cada uno de los personajes de las
narraciones que leía. Lectura que de pronto se convertía en canto para los
oídos y encanto para las mentes de los humanos. Quienes cuando anochecía, se
asomaban por sus ventanas, en los balcones, jardines, zotehuelas o cualquier
espacio desde donde pudieran mirar al cielo y observar como la estrella
lectora, brillaba intensamente, más que el resto de las estrellas, envolviendo
a los humanos en una especie de magia, estremeciendo cada una de las células de
su cuerpo y tocando su mente y su corazón. ¡Era un momento de plenitud!
Al término de cada lectura, los
humanos regresaban a sus actividades o se iban a dormir invadidos de
tranquilidad y esperanza y, aunque al siguiente día, muchas de las noticias que
escuchaban o veían a través de distintos medios, en algunos volvían a generar
angustia o preocupación, cada noche presenciaban ese espectáculo que se volvió
en un rito para la humanidad y que les llenaba de paz.
Una noche las estrellas se
pusieron de acuerdo para leer todas juntas, al unísono de un canto que iluminó
no sólo el cielo; sino la vida de cada uno de esos sujetos, que quedaron
completamente conmovidos por el gran espectáculo que tuvieron la oportunidad de
presenciar. Era como si hubieran elegido una historia que hiciera pasar a las
personas de la sorpresa, a la melancolía, al misterio, a la reflexión, a la
curiosidad, a la risa, a la añoranza, a un pasaje por cada una de las emociones
que se pueden experimentar a través de una lectura.
Desde hace mucho tiempo, las estrellas
habían sido testigos de cómo la mayoría de los humanos no se detenían a admirar
el cielo o a la naturaleza. Estaban tan absortos en sus trabajos y actividades
diarias, sobre todo en las grandes ciudades, en donde por el ritmo de vida
apresurado y demandante, las personas no tenían en ocasiones tiempo para
admirar las bellezas de la vida.
Con el paso del tiempo, la vida
en el planeta Tierra ha ido tomando nuevamente su cauce. Las personas han
retornado a sus actividades; pero muchas de ellas, con un cambio en su forma de
ver la existencia. Las estrellas se sienten profundamente correspondidas y
apreciadas porque cada noche, muchas personas se detienen a contemplar el cielo
y a dejarse envolver en la lectura, y, ¡encantar por ellas!
Sandy
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