jueves, 4 de junio de 2015

Reforma Integral de la educación básica
Diplomado para maestros de primaria: 2º. y 5º.
Módulo 4: Evaluación para el aprendizaje en el aula
Producto Decimosexto
Participante: Sandra Ivonne Sanabria Medina.                
                         

Introducción

La elaboración de este producto implicó un análisis, no sólo de las lecturas realizadas con relación a los tipos de evaluación (diagnóstica, formativa y sumativa); sino el considerar nuestra experiencia con respecto a la evaluación para en realidad reflexionar, más que en la medida, en la forma en que éstas invitan a los alumnos y a los docentes a interactuar y fortalecer el aprendizaje.
Reflexionamos sobre el cambio que implica el pensar que la evaluación es un proceso en el que hace falta promover en los alumnos la co-responsabilidad en el logro de aprendizajes. Fortaleciendo la autoevaluación y la coevaluación.
Rescatamos el valorar la evaluación como un proceso dinámico y formativo que contempla el desarrollo de competencias no sólo en los alumnos, también en los profesores.
Ante una realidad compleja, es entonces necesario pensar en la evaluación como un proceso complejo que involucra el desarrollo de un pensamiento científico, crítico y creativo.





PRODUCTO DECIMOSEXTO
HACIA UNA MIRADA DISTINTA SOBRE LA EVALUACIÓN
Evaluación: Proceso complejo, formativo, dinámico, continuo y creativo en el que todos participamos
La evaluación es un proceso complejo, que la mayoría de las veces se deja sólo como responsabilidad del maestro, y es que, ¿cuántos de nosotros hemos desarrollado competencias para evaluar lo que sucede en la familia, en el noviazgo, en el matrimonio, en el trabajo, con los amigos, en distintas circunstancias o diferentes contextos? Toda situación en donde hay interacción humana puede ser evaluada; pero ¿hemos sido educados para ello? Quizá sea el momento de iniciar, ahora que vemos la necesidad e importancia de involucrar a otros en el ámbito educativo, en específico en la evaluación por competencias. Si evaluamos por competencias estamos entonces reconociendo lo que verdaderamente las personas saben, logran hacer y las consecuencias de ese hacer.
Hablamos de la evaluación como un proceso complejo en el que hay que obtener información sobre diversos factores que influyen en el logro de aprendizajes de los alumnos, entre los cuales podemos mencionar: los niveles de desarrollo de las competencias de los alumnos, la pertinencia y funcionalidad de las metodologías, estrategias y recursos implementados por el docente, los procesos que se hacen presentes en el trabajo grupal (comunicación, liderazgos, colaboración, ayuda mutua, etc.), las prácticas y alcances de la escuela con relación a su visión y misión, entre otros. La información obtenida sobre los diferentes aspectos, no puede quedarse sólo en recabar ésta; requiere el análisis, interpretación y valoración de la misma integrando conocimientos de diversas disciplinas que nos permitan decidir y actuar sobre lo que ha funcionado o lo que se debe de mejorar o cambiar.
La evaluación como proceso formativo y continuo  se considera un ejercicio constante, que influye de manera directa en la cotidianeidad, tanto en nuestra forma de ser y conducirnos con los demás como en el ejercicio de decisiones, en el ámbito educativo es importante considerar ¿qué evaluar? ¿para qué evaluar? ¿con qué evaluar?  Es importante tener en cuenta al docente, las actividades, el proceso y al alumno teniendo como objetivo los aprendizajes esperados tanto en lo individual como en lo colectivo. Con respecto al para qué, de acuerdo a la RIEB sería la evaluación de estos aprendizajes en la vida cotidiana, marcando la pauta para observar que requiere el alumno y de  esa manera plantear las estrategias en el aula. Al hablar de  con qué evaluar, existe una enorme gama de posibilidades, que no se centran en un examen, nos ofrece varios instrumentos como son: portafolio, rúbrica, listas de cotejo, escalas de valoración, registro anecdotario, escala de actitudes, entre otras, que nos permiten trabajar en contenidos y competencias. En un proceso de valoración cualitativa del avance y logro de los alumnos tanto en las actividades como en la calidad de los productos obtenidos, creando en el docente un espíritu de reflexión en la práctica, tomando en cuenta los indicadores y en base a los logros permitir conocer el avance tanto individual como grupal de los alumnos. En lo referente a los productos no debe importar sólo la presentación, como lo de fondo, es decir, que contengan elementos suficientes, formales y comunicativos que permitan una comunicación eficiente y muestre que el alumno alcanzo los aprendizajes. Evaluar la metodología exige superar nuestra postura tradicional de dar la clase, y saber conducir a los alumnos para trabajar con las competencias desarrollando mayores elementos que nos permitan trabajar de manera conjunta desde el inicio hasta el final. Se debe estar consciente que los cambios de actitud no se dan de un día para otro, ni entre los profesores ni entre los alumnos, pero si realmente se quieren obtener mejores resultados en los aprendizajes, desarrollar competencias, y revalorar el trabajo docente es conveniente partir de la evaluación que es el momento de inicio y de llegada.
Debemos considerar que los estándares educativos nos permiten tener un referente necesario a alcanzar y donde todos los actores educativos busquemos una mejora continua considerando no solo una manera cualitativa, sino que estos estándares tengan un mejor impacto reflejándose a largo plazo en una mejor calidad educativa, y no sólo para lograr los más altos puntajes de la zona.
Cuando decimos que la evaluación es dinámica, hacemos referencia a que a través de la evaluación se deciden las acciones a seguir por parte de todos los involucrados en el proceso educativo (alumnos, maestros, padres y toda la comunidad escolar) para favorecer el logro de aprendizajes en los alumnos. Integrando así la participación de todos y haciéndolos co-responsables en el proceso de formación de los alumnos.
Evaluar, requiere de creatividad por parte del docente para crear otras estrategias e instrumentos de evaluación además de los propuestos por la RIEB, por eso decimos que la evaluación es un proceso creativo; ya que demanda el poner en práctica propuestas de evaluación diferentes, acordes con las necesidades de los alumnos y del grupo. El intercambio entre profesores de esas propuestas implica el uso de redes sociales en las que cambiemos estrategias, para aprovechar también el uso de las tecnologías de la información y la comunicación.
Tanto en la evaluación diagnóstica, formativa y sumativa es necesaria cada vez una mayor y mejor interacción entre los alumnos y el maestro; ya que es importante que ambos puedan intercambiar valoraciones con respecto a la forma en que los docentes facilitan el aprendizaje y la manera en que los alumnos aprenden y lo que logran aprender en los distintos momentos del proceso educativo.
En la evaluación diagnóstica una participación activa por parte de los alumnos en las diversas actividades que se realicen es importante; ya que al iniciar el ciclo escolar los maestros requerimos conocer los intereses, necesidades, características de los alumnos y del contexto en el que se desarrollan para así proponer objetivos de aprendizaje y estrategias de trabajo.
La evaluación formativa invita tanto a maestros como a alumnos a interactuar constantemente; ya que a través del intercambio de observaciones, comentarios y opiniones sobre las acciones que cada integrante del grupo está llevando a cabo, se pueden identificar distintos elementos que favorecen u obstaculizan el aprendizaje y que un sólo miembro del grupo no podría percibir.
En la evaluación sumativa detectar, identificar y valorar el logro de los aprendizajes por parte de los alumnos posibilita el que el maestro pueda realizar los ajustes necesarios para fortalecer el aprendizaje.
Evaluar permite separar la fantasía de la realidad, hace posible a los docentes, alumnos, padres, autoridades e institución educativa ver lo que verdaderamente lograron, lo que en realidad pueden resolver los alumnos haciendo uso de sus competencias, lo que realmente logró el maestro o la institución. Nos aleja de lo que “creemos que hicimos o logramos” y pone ante nuestros ojos, como si fuera una radiografía, aquello que no vemos o identificamos a simple vista.
Para hacer entender a otros la importancia de evaluar es necesario involucrarlos en ese proceso. El alumno se autoevalúa, evalúa a sus compañeros y a su maestro. El maestro hace su autoevaluación, evalúa a sus alumnos y a sus compañeros. Lo mismo debería lograrse con los demás actores que intervienen en el ámbito educativo.

Si verdaderamente se logrará la participación responsable y activa de todos en la evaluación consideramos que se le daría la importancia necesaria a ésta. La información proporcionada a través de estas evaluaciones posibilitaría la toma de decisiones para introducir medidas de reconocimiento o de corrección, a partir de lo real.

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